martes, 27 de marzo de 2012

Portal de la cultura tradicional de Xalatlaco







Memoria campesina.


LA HISTORIA DE XALATLACO
CONTADA POR SU GENTE.


Responsable del proyecto: Alejandro Patiño Díaz.
(Centro de resguardo de la memoria histórica del Barrio de San Bartolomé. Xalatlaco, México. Sección Migrantes.
 *Enlace al video La Revolución Zapatista en Xalatlaco en la página de videos Youtube.
LA REVOLUCION ZAPATISTA EN XALATLACO

Fotografía: Reunión de zapatistas en 1982.


   “Aquí hasta los perros… De veras, así dijeron (los del gobierno) que hasta los perros eran zapatistas. Pero como no van a decir, si cuando venia el enemigo de por donde quiera salían balas. Por la Magdalena, por Tilapa, por aquí, por las rancherías salían balas, por esos dijeron que hasta los perros eran zapatistas”
Lorenzo López.

         Las fotografías y las citas que las sustentan en el presente trabajo, son extractos del libro MEMORIA CAMPESINA. La historia de Xalatlaco contada por su gente. Documentos y testimonios”, publicado   por el Instituto Mexiquense de Cultura, en 1994, con un tiraje de 1,000 ejemplares,  los que  actualmente se encuentra agotados y sin posibilidad alguna de ser reeditado.

         El libro que citamos, es el resultado de un proyecto que se inició en 1982, al obtener una beca del Instituto Nacional Indigenista, sección Atlacomulco, Estado de México apoyando a la investigación "El zapatismo en un pueblo indígena"

         Esta recopilación de historia oral se concluyo en 1988,  a través de una beca que otorgo el Instituto Mexiquense de Cultura, para el proyecto de investigación: “El zapatismo en un pueblo de origen Nahual”, en esta ocasión se lograron realizar 22 entrevistas a personas mayores, cuya característica a considerar era el que hubieran participado o fuesen portadores de información de algún acontecimiento importante de esta población.
       
         El resultado fue un libro muy sencillo, sin mayores complicaciones. Las historias que contiene, las personas mayores de Xalatlaco las han escuchado de viva voz multitud de veces y de diferentes formas, el merito nuestro,  es  haber grabado, en cintas magnetofónicas, estas voces hermosas, valientes y dignas, para que las sigan escuchando las generaciones venideras. Posteriormente, las plasmamos en letras, como una forma de librarlos del paso corrosivo del tiempo. La escritura, aquí, funciona como un medio para transmitir a la posteridad, el mensaje de una generación que ya se nos ha ido, dejándonos, como premisa,   que tenemos el derecho de intentar cambiar el mundo cuando este nos es injusto.

        Una compañera de la dirigencia del movimiento indígena de esta región me comentaba, después de haber conocido este libro, que el titulo indicado era "Memoria Indígena", tiene razón, ya que en 1878 Xalatlaco tenía    2,644 habitantes, de estos solo 30 eran no indígenas, según los censos.

        También me comentaba que la etapa que nos refieren a la revolución, bien puede subtitularse, "La niñez indígena y su participación en el levantamiento armado de 1910", pues la mayoría de los relatos que contiene son de infantes, hablantes de náhuatl,  en periodos de guerra. De las veintidós entrevistas que contiene el libro, la totalidad hace referencia a esta rebelión, ya sea porque participaron en ella o por pláticas que escucharon de los personajes que intervinieron en este suceso.

        Las ideas, las doctrinas del zapatismo y su programa, en tiempos  de las entrevistas, se habían olvidado.  Sólo el corrido que canta don Félix Bobadilla recuerda con precisión que la lucha fue por hacer cumplir el Plan de Ayala. ¿Se conocían y se tenían claras estas banderas en su momento?  Los relatos de este libro hacen evidente que no era necesario entender de ideología política para que de todas maneras se apoyara a los rebeldes. Algunos por solidaridad de grupo, otros por obligaciones familiares, la mayoría porque tenían claras nociones sobre los procesos dentro de la comunidad – la prohibición del gobierno para seguir explotando sus montes en tierras comunales, la concentración de la tierra de cultivo en manos de algunas familias, que había ricos y pobres; que el gobierno y los ricos tenían alianzas; que Zapata estaba del lado de los pobres y las diferencias internas que se habían vuelto insostenibles para la cohesión comunitaria. Ideas sencillas pero poderosas para tomar partido en esta lucha que marco su destino.

     Además de las condiciones mencionadas, hubo otra situación que precipitó la radicalización de la gente:[1]  el hecho de que el mismo gobierno, con su violencia indiscriminada -que no distinguía entre rebeldes y pacíficos-, hizo imposible la neutralidad y forzó una identidad revolucionaria sobre todo el pueblo, cuando al principio no la tenía.[2]
 
     En efecto, muchos intentaron ser "pacíficos" inicialmente. La mayoría de los ancianos y ancianas ahora parecen inclinarse a favor de una posición "pacífica", en contra de la guerra que causó tantos sufrimientos. Son pocos los sobrevivientes que quedan de los zapatistas que mantuvieron inalterada su decidida simpatía por la causa; de los demás ancianos, la mayoría parece rechazar los dos bandos. Pero mi impresión es que lo que se rechaza no es tanto la validez de la lucha zapatista, cuanto la guerra y sus catastróficas consecuencias para el pueblo. También influye, sin duda, el hecho de que la Revolución se recuerda y evalúa a través de la experiencia de la derrota del zapatismo y la persecución que le siguió.[3]

     Aquí las historias de vida y la historia de la comunidad tienen su punto de encuentro en la empresa -casi siempre tan difícil- de sobrevivir, que es a la vez individual y colectiva. Sobrevivir  es quizá uno de los valores más importantes que se desprenden de los relatos, como punto central en la manera de pensar campesina. El relato sobre la muerte del general Regino Vega, el más importante jefe zapatista local, no reivindica como valiosa la muerte por un ideal. El que se dejara morir antes que entregarse al enemigo, no despertó la admiración de sus antiguos compañeros; por el contrario, les resultó incomprensible. Especulan que quizá se dejó morir no por empecinarse en sus principios, sino por miedo a que lo mataran. Con tono de indignado reproche dicen "Se hubiera rendido y hubiera hecho otra cosa posible..."

     El pragmatismo resulta más fuerte que los idearios: el primer deber es salvar la vida, para poder dar otras batallas.  Aquí no tiene cabida la consigna "vencer o morir".  Un lema más acorde con la filosofía expresada por varios de los relatos sería "vivir, para seguir luchando". El haber conocido innumerables derrotas en el pasado y el conocer el poder de los contrarios, lleva a una prudencia indispensable en el esfuerzo por sobrevivir. El mismo efecto tiene una larga historia de negociaciones y de saber que al final "los que en un tiempo fueron enemigos, con un poco más de tiempo ya no lo fueron...", en palabras de don Leonardo Ceballos.
La  secuencia narrativa de su revolución la inician con  Presagios; Paso de los maderistas; Llegan los rebeldes; Los triunfos de los zapatistas e inmediatamente sus derrotas, la quema total del pueblos y el éxodo de sus habitantes; Y la culminan con el inicio de la reconcentración y reconstrucción de su pueblo.
      A cien años del inicio de este acontecimiento ¿Hay algo que celebrar? Estos luchadores nos anticiparon la respuesta en sus relatos, con sus imágenes apostadas detrás de las fuerzas vivas del pueblo,  con su presencia en los dinteles de sus casas, con sus años y sus vestiduras de hombres dignos.
     Ni una mención oficial, ni un monumento  merecieron nuestros  héroes anónimos, estos nahuas zapatistas,  pero ustedes como pueblo, recuérdenlos cuando  tengan buenas escuelas,  buenos políticos y buenos decretos.















A la memoria de los indígenas zapatistas de Xalatlaco
                    y al  tejamanilero y carbonero  Regino Vega Laudinos,
su valeroso general
   “Nuestra casa es la mansión del olvido.  Aquí nomás venemos a asombrarnos un corto rato”

Don Pascual Pliego Saldaña.[4]

Fotografía: Reunión de zapatistas en 1982: Evaristo Mendoza, Lorenzo López,   Juan Negrete, Pedro   González, Juan Zavala, Juan Estañón, Modesto Quiterio e Ignacia Ortiz. (Alejandro Patiño Díaz)

EMILIANO ZAPATA SALAZAR.
   “Viví mucho tiempo en los campamentos de Morelos, allá donde nunca entró el gobierno y lo conocí personalmente a don Emiliano Zapata”                                                    
                                                                                    Juan Colin

Fotografía: General Emiliano Zapata Salazar jefe de la revolución en el sur. Fuente. Del libro Jefes, héroes y caudillos fondo Casasola      editorial. Fondo de Cultura Económica Pág.



FRANCISCO V. PACHECO.
   “Este general mandaba en la región de Chalma y Malinalco, pero era nacido en Huitzilac, y era el jefe de armas del general Regino Vega Laudinos hasta que lo fusilaron en Malinalco los zapatistas del Genovevo de la o.”
Natalio Lorenzana Ferreyra
Fotografía: General de División Francisco V, Pacheco, Originario del pueblo de HuItzilac, Morelos, imagen tomada cuando fue Secretario de Guerra  y Marina en el Gabinete del General Roque González Garza. Fototeca Nacional I.N.A.H. Exconvento de San Francisco, Pachuca Hidalgo. Archivo Casasola.


                        GENOVEVO DE LA O JIMENEZ.
   “El hablaba muy bien el mexicano ¿Y como no si el era de Santa María Ahuacatitlan?
Cuando fue la toma de Santiago Tianguistenco, en el ranchito de mi agüelito se quedaron un dicho Pimienta y ora este general de la O y no se que tantos mas, pero puros generales”
Natalio Lorenzana Ferreyra

Fotografía: General Genovevo de la O Jiménez Originario de Santa María Ahuacatitlán, Morelos. Fototeca Nacional I.N.A.H. Exconvento de San Francisco, Pachuca Hidalgo. Archivo Casasola.









Sin fotografía.









GENERAL REGINO VEGA LAUDINOS.

   “Zapatistas de Xalatlaco fueron el general Regino Vega, del barrio de San Juan y el coronel Juan Hinojosa, de San Francisco”

Félix Bobadilla Montes de Oca.

    “Otra pregunta. ¡Con quien se dio de alta el señor Regino Vega? ¿Usted recuerda? pues se dio con estos Vallejos… aunque después esos cabrones fueron unos traidores! Ellos fueron los primeros zapatistas, cuando el general todavía no era nada. Entonces ellos que ya habían andado con Madero, dijeron:
-Tú vas a ser nuestro jefe-“
Juan Estañòn.

    “Oíamos que llegaba Regino Vega, pero aunque el era de San Juan nunca lo conocí, solo oíamos que se sonaba su nombre ¿Pero pa´ saber? Solo se sonaba”.
María Trinidad Reyes Lara.

    “Todavía lo conocí al señor Regino, pero ya no me acuerdo de bien a bien.  ¿Cómo quién era?  Todavía era un señor fuertote, un poco más alto que don Pedro, de bigote, nomás que no me acuerdo si el bigote era alzado o pa' bajo.  Se vestía de calzón; el pantalón apenas vino a salir”.
Gregoria Camacho González.























EPIGMENIO GUADARRAMA PATIÑO


    “Antes de eso a Epigmenio se lo habían llevado preso porque era maderero  y la forestal o no sé quién vigilaba el monte y lo metieron de soldado como castigo. Primero estuvo en Belén, que era presidio y luego lo sacaron y tuvo que dar servicio de soldado.  Yo creo que como un año y medio o dos estuvo en el cuartel de zapadores allá en México.  Eso fue cuando yo estaba muy chica, pero me enteré por las pláticas.  Después salió y ya estuvo aquí.  Su vida era salir, llevar mercancía a Toluca, traer alcohol de Cuernavaca y así vivía, de arriero.  Siempre tuvieron burritos; a veces tenían tres, a veces una acémila, y de eso se vivía. Ya después se metió de zapatista.  Si, Epigmenio fue zapatista y andaba el pobre de la vil miseria, pues ¿quién le pagaba? ¡Hazme el favor!, si apenas conseguían para comer y sufrir mucho. Fue, creo que Mayor, ¡Quien sabe si será lo mismo Mayor que Teniente Coronel? Yo no lo se, pero si, a través del tiempo, si le dieron su ascenso”

María Félix Reynoso Patiño



Fotografía: Epigmenio Guadarrama Patiño, propiedad de Adela Gómez Guadarrama.


JUAN FERREYRA SALDAÑA.
    “Mi tío fue uno de los que se habían ido con los maderistas y cuando gano Madero se concentraron en Cuernavaca al mando del general Pedro Ojeda. Pero como madero traiciono a los ideales los zapatistas los atacaron, sitiaron a Cuernavaca por dos meses y medio y cuando rompieron el sitio fue una mortandad terrible. Mi tío se salvo y regresando al pueblo se fue de zapatista.”
Natalio Lorenzana Ferreyra



Fotografía: Juan Ferreira Saldaña originario del barrio de San Juan, Xalatlaco, México, imagen tomada en  el sitio de Cuernavaca, del 01 De junio al 13 de agosto de 1914. Propiedad de la familia Lorenzana.






EL MUNDO DE LOS ABUELITOS:
 Poblaciones mencionadas en sus relatos.





PRESAGIOS.

    “Pero para cuando eso llegó, ya aquí en el pueblo había tetzauite: uno que ya lo mordió un perro y le quitó la carne y no le salió sangre; otro que vio o nomás oyó la llorona; enveces, caían rayos cuando el sol estaba raso; y después vino a salir un cometa grande que hacía que las noches parecieran días”[5]      
                                                                                José Félix Quiroz

El Códice Mendocino presenta la lista de pueblos conquistados.  En la lámina correspondiente vemos al rey Axayácatl sentado en cuclillas sobre un petate, en la parte izquierda.  Alrededor suyo vemos los glifos de los pueblos conquistados en el Valle de Toluca: Atlapulco, Xalatlaco, Tlacotepec, Capulhuac, Ocoyoacac, Teotenango, Calimaya, Zinacantepec... Aparecen los templos quemados, como símbolo de la derrota del gobierno anterior


GENERAL FERNANDO GONZÁLEZ

    “Según me comentaba don José Bracamonte, El gobernador de Toluca de aquel entonces era el general Fernando González”.
Adrián Patiño Reyes


-A la muerte del general José Vicente Villada en 1904, el general Porfirio Díaz, en su séptima reelección, designa para ocupar la gobernatura del Estado de México al general Fernando González, hijo del que fue presidente de la republica en 1880, Manuel Gonzáles, quien era compadre de Díaz y propietario de la hacienda de Chapingo en Texcoco. El general Fernando gobernó hasta 1911, cuando ya comenzaba la revolución. Deja el cargo de gobernador con el fin de embarcarse junto con don Porfirio Días, como una especie de edecán de honor cuando el dictador salio derrotado a bordo del Ipiranga. En el periodo de este gobernado se inauguro el panteón municipal de Xalatlaco, en terrenos de una cofradía de San Bartolomé, según constan en el registro público de la propiedad bajo el número 15, del libro  primero, fecha siete de abril  de 1907, en el distrito de Arista.
El presidente municipal de Xalatlaco en ese año era Severo Molina.     


                                                                                                Fotografía: General Fernando González. Gobernador   del Estado de México   de 1904 a 1911.Fototeca Nacional I.N.A.H.. Exconvento de San Francisco, Pachuca Hidalgo. Archivo Casasola.




LLEGABAN LAS NOTICIAS

    “Había una agüelita que era como sobrina de mi agüelito, pero que ya era agüelita; ya tenía hartos hijos, sobrinos y nietos.  A ella le gustaba mucho la noticia, pero no sabía leer ni hablar el castellano.  Así es que los martes que iba a vender su leñita y sus ocotitos a Santiago, oía el grito del que vende el periódico y luego lo compraba.  Y en llegando aquí iba con mi agüelito pues él sabía leer y hablar el español y el mexicano.  Le decía que traía el periódico y él se lo leía.  Entonces la agüelita ya se iba con su familia a llevarle la noticia: “Que en tal parte está el pronunciado". Así se daba cuenta de las noticias
Natalio Lorenzana Ferreyra.



Fotografía: Cirilo Mendoza, Lorenzo López, Juan Negrete, Pedro González y Juan Zavala. Fotografía de Alejandro Patiño Díaz.


LLEGARON LOS REBELDES

    “Los primeros que se aparecieron por el pueblo fueron los rebeldes, los zapatistas que les decían acá.  Bajaron en la noche, me acuerdo la primera noche que bajaron.  Yo estaba trabajando en casa ajena con un matrimonio que venía de Capulhuac; no tuvieron familia, nada más eran los dos ellos, la señora y el señor y allí tenían el mentado tinacal grande de pulque. 
    La primera noche que se presentaron esos hombres me acuerdo que ya nos habíamos acostado cuando dice la señora "Leonardo -porque el patrón se llamaba Leonardo- ya están.  Oye el tropel, oye el tropel que viene".  Y bien que se oía el ruido de la caballería.  Por primera vez andaban sacando los caballos y como en esa casa tenían un caballo bonito que era del señor, que lo usaba siempre...  El le dijo a su esposa "Leonor, ora qué hacemos, ya están ¡ay! ya están ¡ay! ora qué hacemos".  Y cuando oigo la puerta, con un empujón la abrieron y entró el remate de hombres “

Trinidad Reyes Lara
Fotografía; La puerta: de Alejandro Patiño Díaz.





LA LLEGADA DE LOS  MADERISTAS

    “Fue en mayo, en 1911 cuando los maderistas, que eran los que iniciaron la Revolución, pasaron por acá y mis hermanos José y Jesús, pues andarían juntos admirando el gentío, o no sé qué, la cosa es que se hizo tarde, se hizo noche y no llegaron.  Y al día siguiente corre mi pobre madre, preguntando y buscando pero no encontró nada; quién sabe hasta donde ya irían.  Pero ya era lejos, lejos, cuando le mandaron un recado con un arriero "Que no estuviera con pendiente, que ellos se habían dado de alta con los maderistas". Maderistas fueron José y Jesús.  ”
                                      María Félix Reynoso Patiño.

    “Los de Xalatlaco eran hartos de esos hombres que se fueron de maderistas; no recuerdo, antes me acordaba pero ya se me olvidó.  Todo esto me lo contó mi tío, que se llamaba Juan Ferreyra Saldaña.  Con él iba otro su primo que se llamaba Tereso Ferreyra; otro se llamaba Nicolás Flores; otro fue Ignacio Juárez.  Este era un chaparrito, el más mayor; él sabía tocar bien la caja, los redobles militares.  Varios regresaron vivos, sólo que no me acuerdo de todos los que se enrolaron aquí, puro joven, muchachos vaya.  Pasó a enrolar Andrés Ruiz Meza para llevárselos para el estado de Guerrero”.
Natalio Lorenzana Ferreyra.

Fotografía: Francisco I Madero a su llegada a la ciudad de Cuernavaca. Del libro Jefes, héroes y caudillos fondo Casasola      editorial. Fondo de Cultura Económica Pág.19

COMIENZA LA REVOLUCION

   “En abril de 1911 empezaron a pasar muchos rebeldes de Coatepec, Huitzilac, Ajusco.  Querían voltear el tren que pasaba por La Marquesa. La punta de los revolucionarios ya estaba por Atlapulco y por el pueblo seguía pasando el contingente.  Yo andaba cuidando ganado con otros cuatro chamacos.  Enseguida llegó la tropa del gobierno.  Los revolucionarios los corrieron a los federales hasta Santiago y lo atraparon al general Aguirre.  Toda la gente se reunió alrededor de él.  Había querido quemar Xalatlaco pero en lugar de eso, a él lo mataron.  A los tres días regresó la tropa a llevarse los muertos, que eran hartos.  De los rebeldes murieron pocos, porque estaban atrincherados. Ese año un general maderista y sus hombres quemaron los archivos. 
         El 24 de septiembre de ese año de 1912 los revolucionarios quemaron Santiago y las fábricas, como la de sarapes de la glorieta.  Saquearon las máquinas de hilados.  En esas fábricas trabajaban muchos de Xalatlaco.  Ahí Ciriaco Mendoza había perdido un brazo, en las  máquinas. Tres hermanos Mendoza después se hicieron zapatistas: Hilario, Sixto y Julio”.
                                               Gorgonio Zacarías

Fotografía: .- El General Genoveva de la O Jiménez acompañado del General Valentín Reyes Nava y su estado mayor. Fototeca Nacional I.N.A.H.. Exconvento de San Francisco, Pachuca Hidalgo. Archivo Casasola.


TAMBIEN HUBO MUJERES REVOLUCIONARIAS

   “De Xalatlaco también hubo mujeres revolucionarias, como Margarita Miranda.  Primero fueron maderistas, luego ya entraron como zapatistas.  Las mujeres también fueron valientes, ya vez que no todas se dejan; se avientan y órale.  Ya dentro de la milicia, ya escogían su pareja, ya sea nomás su amiguito, su asistente o como sea, y ése era el que las cuidaba.  Margarita dirigió casi toda la flota, pero cada quién tenía su gente.  Era como una familia.
   A Margarita la conocí que era entrona y como no era casada, pu's así andaba de muchacha.  La gente de que se arroja se arroja.  Se parecía a mi agüelita, que se fue pa' Guerrero para ver a su hijo.  Fue ella la que encabezó a las mujeres para ir a ver a su gente... ¡andando!  Andando fueron a ver nuestras gentes.  Una chinita, chaparrita, no alta pero de esas templadas;  Ella no andaba con que "No puedo".  Había muchas mujeres como mi agüelita y como Margarita, que fueron revolucionarias.  De San Lorenzo fue Rosa Bobadilla”.
                                                                 Natalio Lorenzana Ferreyra

    “Mi tía Dorotea era la suegra del general Regino Vega. Se llamaba Dorotea Reynoso, pues era hermana de mi papá. Su esposo se llamaba Gregorio Ruiz, pero ya había muerto, y su hija, que era la esposa del general Vega, se llamaba Tomasa Ruiz Reynoso. Otra hija se casó en La Magdalena con los Linares y fue la suegra de Joaquín Flores; se llama Martina Ruiz y vive por Tlalacalco”.
María Félix Reynoso Patiño
Fotografía: Ignacia Ortiz en 1982.  Alejandro Patiño Díaz.     

                      

HABIA UNA JILADA DE CAMPAMENTOS

   “Había una jilada  de campamentos.  El primero fue el de "Los Tejocotes".  Allí se iban a escribir [inscribir] los señores para ir a las filas del general Emiliano Zapata.  Este campamento tenía su nombre en mexicano, Tepeyólotl.  Este lugar era de mi agüelito don Lázaro Ferreyra.  Tenía allí su casita grande y un galerón para guardar la pastura; allí cabía mucha gente, allí llegaban señores del estado de Morelos a conferenciar con don Regino Vega; casi seguido venían, seguido.
   Otro campamento era el de aquí, "Apiloli", que quiere decir jarro: atl es agua y piloli, que se cuelga con la oreja.  Otro estaba en Xoyatepec, atrás de la Silva, y esto quiere decir que el cerro tiene como una alforza.  Luego Cuajtlatontli y Vinotero que antes se llamaba Apipilhuasco -"como escobeta se pone el agua cuando está cayendo", porque seguido está cayendo.  Después le dieron el nombre de "Vinotero", por razón de que allí se hacía la Santa Misa, con vino.  La misa se hacía cuando tenía tiempo el sacerdote; allí les celebraba la Santa Misa a la gente, a los zapatistas y a las demás personas, porque todos los campamentos tenían gente pacífica y gente con armas”.
                                        Natalio Lorenzana Ferreyra


Fotografía  La Sierra.  Refugios de los zapatistas.


OTROS CAMPAMENTOS

   “Eran el de Agua Grande que se llama Hueyapan en nuestro idioma; el de Plaza de Gallos, el de Viborillas, el de Boletero.  En el Plan de Boletero estaba un rinconcito que tenía roca y allí también hicieron un cuartel.  El otro estaba en el Cerro Pelado, en la Cueva del Muerto; el otro en La Cadena.  Todos estaban controlados por los de Xalatlaco.  
   

Natalio Lorenzana Ferreyra








Fotografía: Paraje de Agua Grande en el 2002.


ENTRADA A LA SIERRA DE CHICHINAUTZIN

         “Por ese lado de Coatepec estaban los campamentos Cañada Honda, Los Pozos, Quilla, La Piedra, Mexicapa -que quiere decir que hay una laguna, como mesita la lagunita- y de esa agua de la laguna vivía la gente. Estos son los principales campamentos.  Otros eran Tepeite y Cerro del Jilguero[6]”.
                                       
Natalio Lorenzana Ferreyra





Fotografía. Los montes, refugio de los zapatistas.




DECIA "YO VOY A REPARTIR TIERRAS" Y ESO A LA GENTE LE GUSTO

   “Zapatistas de Xalatlaco fueron el general Regino Vega, del barrio de San Juan y el coronel Juan Hinojosa, de San Francisco.  En el cerro de Apipilulco, por Tilapa, tenía su cuartel el jefe del destacamento zapatista, Octaviano Vera.  Un general de Huichilac, Francisco  Pacheco, bajo el mando de Genovevo de la O, decía  "Yo voy a repartir tierras".  Eso a la gente le gustó porque en Xalatlaco había unas diez familias ricas, que habían acaparado muchas tierras. Los de Xalatlaco ayudaron a los zapatistas porque tenían miedo de que si ganaba el gobierno, les iban a quitar los terrenos”.    
                                             Félix Bobadilla Montes de Oca.







Fotografía. Campesinos del centro de México. Oficios. J. Lupercio. 14. Fototeca del Archivo General de la Nación











LA GUERRA GRANDE, PRIMER COMBATE EN XALATLACO

   “La guerra grande comenzó por allá por la sierra.  Por toda la orilla de los montes había mucha tropa; toda era zapatista.  Cuando vino por primera vez esa guerra fuerte fue cuando agarraron a los federales a tres fuegos, aquí en este cerro de La Silva, que le dicen Xoyatépetl.   Entonces hubo una mortandad de la jodida, fue cuando se armaron los zapatistas con puro parque y armamento que les quitaron [a los federales].
         Me acuerdo que al general [Regino Vega] le metieron un balazo, cuando estaba en Cecustitla.  Se le partió la cabeza de adelante para atrás, que es como le entró la bala y le levantó la media cabeza.  Se abrió de lado a lado, pero no se murió, verdad de Dios que no se murió.  Entonces empezó a curarlo ese señor de San Agustín, que era el médico.
     Recuerdo otra cosa de este tiempo.  Tenían una acémila, puede que como la que está en el machero  de aquí; no, era más grande que ésta.  A ella le cruzaban en su lomo un cañoncito,  lo amarraban bien y lo enderezaban según a donde querían cañonear.  Cuando disparaba, hasta trastrabillaba la pobre mula, por el disparo del cañón.  A ese cañoncito nomás le decían "el niño pedorro".

Leonardo Ceballos Reynoso




Fotografía: Cañón usado por los zapatistas. Fototeca Nacional I.N.A.H.. Exconvento de San Francisco, Pachuca Hidalgo. Archivo Casasola.                                          

EL ATAQUE A SANTIAGO TIANGUISTENCO POR LOS ZAPATISTAS

    “En una ocasión [los zapatistas de Xalatlaco] invitaron a un general de Huitzilac, pero no recuerdo cómo se llamaba.  Lo cierto fue que lo invitaron y fueron a hacer un robo en Tianguistenco.   Tres veces fueron a saquear.  Mataron papacito, mataron, sacaron dinero, sacaron ropa, [chile] pasilla; haz de cuenta que fue un robo”                                        
                                           Leonardo Ceballos Reynoso

   “En la toma de Tianguistenco mataron en combate al coronel Eulogio Vega Ruiz y como ganaron los zapatistas, recuperaron su cadáver y se lo trajeron para sepultarlo. Lo enterraron junto al altar de la parroquia de la Asunción.
   Eulogio era hijo de Regino Vega y era muchacho, ni casado todavía cuando le alcanzo la muerte, pobrecito que le toco la bala, pobrecita doña Tomasa, su mama, que quedo huérfana de su hijo mayor y pobrecita su abuelita, mama de Regino, que siempre andaba con ellos. Todos quedaron azorados por la novedad de esta perdida.
   Lo enterraron en la parroquia, unos decían que en el altar, otros que a un lado, pero quien sabe, yo no vi ese entierro”.
Natalio Lorenzana Ferreyra






Fotografía. Casas grandes.






PARTE MILITAR DEL ATAQUE
Septiembre de 1912.



Septiembre 23.-Salida del General Genovevo de la O con las fuerzas a su mando, a las que se agregaron las comandadas por los CC. Pacheco, Castillo y Ruiz Meza, pasando por San Lorenzo de las Guitarras y Coatepec.  En este lugar se acordó atacar a la Hacienda de Hilados de Tianguistenco, a la que se formó sitio como a las ocho de la noche.  Se ordenó a las fuerzas que tenían a su cuidado los puntos denominados Gualupita y Capulhuac, que atacaran.  Al mismo tiempo se ordenó que comenzara el ataque a la plaza de Tianguistenco.  Todo esto tuvo lugar a las once y media de la noche, prolongándose el ataque hasta las doce de la noche, hora en que se presentó un fuerte refuerzo, con el que se sostuvo combate durante cuatro horas, o sea hasta las cuatro de la mañana, cuando se ordenó que se retiraran las fuerzas insurgentes para reorganizarse...
Archivo General de la Nación, Archivo de Genovevo de la O, Caja 12, Expediente 1, hoja 19.











Fotografía: General Genovevo de la O Jiménez. Fototeca Nacional I.N.A.H. Exconvento de San Francisco, Pachuca Hidalgo. Archivo Casasola





DIARIO DE CAMPAÑA DEL GRAL. GENOVEVO DE LA O DONDE MENCIONA OPERACIONES EN LAS QUE INTERVIENEN FUERZAS DE XALATLACO, EN 1916






Octubre 20.  El Gral. de la O sale de Joquicingo, siguiendo por San Pedro Tlaltizapán, Jajalpa, San Mateo, San Lorenzo y Coatepec, hasta llegar a Jalatlaco, donde se incorpora a la columna el Gral. Regino Vega con todas las fuerzas a su mando. En dicho lugar se incorporan también algunas de las fuerzas al mando del Gral. Valentín Reyes.

Octubre 22. El Gral. de la O, al frente de las fuerzas a su mando reunidas en Jalatlaco, sale de este lugar con dirección a la ciudad de México.

Diciembre 20. El Gral. de la O sale de Buenavista del Monte al frente de sus fuerzas, acompañado por un sacerdote que antes de la toma de Chítac celebra una misa para pedir a Dios auxilio para las armas revolucionarias.  Después de esta ceremonia, el Gral. de la O continúa su avance hacia las inmediaciones de las trincheras de Santa María.

Diciembre 21. Llegan los Grales. Regino Vega, Gorgonio Sosa y Juan Sosa con numerosas fuerzas, con el objeto de prestar auxilio en el ataque a las trincheras, el cual no se pudo llevar a efecto en virtud de que las fuerzas, por falta de víveres, comenzaron a retirarse hacia sus campamentos.

Archivo General de la Nación, Archivo de Genovevo de la O, Caja 12, Expediente 1, Págs. 57-59.













DE ALLÍ EMPEZARON A PERDER LOS ZAPATISTAS

    “¡Pero si ya iban para arriba los pendejos, con perdón de usted!  Ya habían ganado en México, sólo que se empezaron a meter con las mujeres, comenzaron a abusar, y fue cuando mandaron a la jodida a Zapata, lo mandaron al carajo y comenzó de nuevo la guerra.
         Fue entonces que a nosotros [los pacíficos del pueblo] nos metieron para el monte.  El monte estaba virgen.  Anduvimos por Acaxaco, por Tlatatacoya, por La Cueva.   Ya después nos dijeron que ya podíamos bajar, pero que bajáramos con señal de paz. Con las servilletas hicimos unas como banderitas, como estandarcitos, todos de blanco y así bajamos en son de paz.  ¡Uh! dónde ha de ir gente; salían de todas partes de los montes.  Y llegando al pueblo había cantidad de tropa federal, puro federal”
 Leonardo Ceballos Reynoso.

    “Otra de las causas fue que un tal Urbanejo había matado a un párroco. Según pláticas que oí decir,  que los rebeldes venían por el padre Conrado Navarro porque querían que fuera a hacer una misa a los montes de Huitzilac, para bautizar una hija del general Pacheco.  Como no quiso ir, lo sacaron de la parroquia; descalzo se lo llevaron, quizá de castigo o de burla.
Dicen que lo mataron en 1914, el 14 de agosto, en vísperas de la fiesta de la virgen.[7]  Para la gente mala no había fiestas, sólo venganzas y odios. Dicen que ese tal Urbanejo que lo mató, después se volvió loco”.

Margarito Gaspar Hernández.

Fotografía: Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Pablo González en la Cañada, Querétaro, 22 de enero de 1916. del libro Jefes, Héroes y caudillos. Fondo Casasola.. F.C.E.  Pág. 75.



COMIENZA LA DERROTA Y PERSECUSION DE LOS ZAPATISTAS

   “En otra ocasión los federales los atacaron a los zapatistas en el Vinotero.  Allí quedaron como moscas.  El combate principió como a las doce del día y de inmediato los zapatistas mandaron a pedir auxilio por ese aparatito que te digo.  En l'orita llegó refuerzo y se armó el combate más duro, hasta como a las ocho de la noche, que fue cuando se fueron los refuerzos.  "Ya si hay algo damos la contestación por la “chingaderita", dicen.  "Sí"; "Ándale pues".  Perdieron los zapatistas.  De allí empezaron a perder los zapatistas”. 
         .
                                         Leonardo Ceballos Reynoso.

   “Donde nos chingaron fue en Taxco.  La culpa fue de la caballería que iba atrás de nosotros y que no le entró al combate.  Nos dejó solos.  Nos derrotaron y nos tomaron presos.  Esta tropa que nos derrotó era de los carrancistas.  Pero no nos mataron, sólo nos formaron y así formados nos fueron a meter a unos corrales grandes y allí nos tuvieron sin comer ni tomar agua todo el día.  "Hijos de su madre, si no se mueren de bala, se mueren de hambre, desgraciados", nos decían los soldados.  Pero no todos, porque también entre ellos había soldados buenos: les decíamos "Danos agua, tengo harta sed", y nos decían "Cómo no", y nos daban agua en sus pocillos.
   “Pero no nos mataron, sino que al otro día nos dijo el general carrancista que nos derroto que ya estábamos alistados en el ejército carrancista”
José Félix Quiroz.

Fotografía: .- Guardias Rurales. A. Briquet. Año 1909 No. de foto. 11. Ubicación, Topográfica G3- G1. Archivo General de la Nación. Fototeca.


LOS CASTIGOS DE LOS SANTOS

   “Ese dicho general Rasgado en cada capilla mandó a desnudar los santos.  Robaron en las iglesias.  Los vestidos de los santos ellos se los pusieron. El bonete de San Agustín se lo puso ese general; la corona de San Juan también se lo puso. Pero Rasgado tuvo mal fin: se empiojó y de que se acabó de empiojar, de eso se murió, porque hizo esas cosas. Todos los que se burlaron de los santos murieron en una tristeza muy triste”.
Juan Quiroz.

    “Ora veraz, no me acuerdo del nombre del general que se puso la capa de un Santo y le quito su machete, se vistió de Santo y monto a caballo como presunción y en el primer encuentro que tuvieron lo mataron. Los generales se creían jefes”.
Adrián Patiño Reyes.



Fotografía: El Santo Patrón.

    

                               
LOS ZAPATISTAS ENTIERRAN EL SANTISIMO

    “Después de que se acabó la guerra de esos zapatistas con los carrancistas, hasta entonces fue que enterraron el Santísimo allá en el campamento del Vinotero.  Está como a seis metros de hondo;  se encuentra en el mero plancito.  Junto con el Santísimo metieron cuatro botes de los alcoholeros, llenos de aceite. Los pusieron alrededor, casi en forma de rueda.  Con piedra de loza formaron una casita para que cuando lo sepultaran no le cayera encima la tierra.  Esta es la imagen que más adoraban los zapatistas, por eso la enterraron allá.  Y tanto la veneraron, que cuando en una ocasión el párroco no quiso ir a hacer una misa, de esa muina que les dio, pues mataron al padre.  Pero éste fue el único que mataron. 
    Después querían sacar al Santísimo, pero ya no pudieron porque lo habían enterrado hondo.  Pero no te sé decir si esto es verdad porque yo no lo ví”.
                                               Leonardo Ceballos Reynoso

Fotografía: Zapatista con rifle. Del libro Emiliano Zapata, como lo vieron los zapatistas  Fernando Robles, Laura Espejel y Francisco Pineda..Ediciones Tecolote. Pág. 22
Fotografía: El santísimo sobre un petate.. Esta imagen tan venerada por los sapatistas es en la actualidad un elemento indispensable en el ciclo  de vida de una persona de tradición.




YA AL FINAL HABIA MUCHO ODIO

   “En febrero de 1915 llegó orden de Carranza de despoblar Xalatlaco y la gente fue obligada a bajar a Santiago Tianguistenco. Todavía se alcanzó a sembrar, antes de que nos dispersaran por otros pueblos: Santiago Tianguistenco, San Miguel Almaya, Capulhuac.... Para 1916 ya la guerra era más fuerte.  A los hombres los correteaban por el monte. Cada tanto los cañoneaban o les tiraban con ametralladoras. ..."
                                             Félix Bobadilla Montes de Oca.

.  “Los que en ese tiempo nos favorecían eran los pueblos de Capulhuac, Tlaltizapán, Mexicaltzingo, Almaya.  Para allá se fueron los pacíficos porque aquí en Xalatlaco ya había guerra y ya no podían dormirse, ni comer, ni pararse a platicar como ahora estamos tú y yo.  Entonces ya no convenía estar aquí y escogieron los pueblos a dónde irse.

         Nosotros nos quedamos con este don León Miranda, con Vicente Vega, Mauricio Patiño y unos hermanos que se apellidaban Reza.  También con otros que venían de Huitzilac, otros de Coatepec y de varios lugares.  En total éramos como unos doscientos.  Fue con los federales que nos empezamos a guerrear”
José Félix Quiroz

Fotografía. Panorámica de Xalatlaco  en la monografía  de Jalatlaco de 1972 editada por el Gobierno del Estado de México


XALATLACO DESPOBLADO Y DISPERSADO POR OTROS PUEBLOS

        “Cuando despoblaron Xalatlaco, la gente se regó por donde quiera, por todos lados, por los pueblos de la planada porque allá no hubo guerras.  Todos andaban regados por donde pudieron vivir.  Cuando esto pasó, yo ya era grandecita, tenía como diez años.  Con mis papás nos fuimos a Atlapulco; mucha gente se fue para Atlapulco porque allí no había nada de federales; bueno, te doy razón de los meses en que estuve yo.  Después me fui para Toluca a trabajar y sólo se quedaron mis papás.  De Atlapulco mi papá pasó la familia para Capulhuac y allí nos estuvimos.
         Allí mi papá agarró una milpa empeñada, la trabajó y la sembró.  El iba a vender pulque; lo venía a raspar aquí [a Xalatlaco], pero ya después no lo dejamos que viniera y entonces empezó a resgatarlo y se lo llevaba para Metepec, para Mexicalcingo y por esos pueblos de por allá.  De mi familia nadie se metió a zapatista.  Ni mis tíos ni nadie; no teníamos terrenos que sembrar, éramos pobrecitos.  Por eso mi papá se dedicó a vender pulque.  Casi siempre lo cambiaba por maíz, por frijol o por haba y bueno, con lo que Dios le socorría mi papá así se mantuvo.
         Fue en este tiempo de milpas que empezó a reconcentrarse la gente, asi que yo creo que duró un año regado el pueblo”.     
                                      Teodora Salazar Carrasco


Fotografía: Hacienda ganadera de Atenco. A.P.D.










LOS CARRANCISTAS QUEMARON AL PUEBLO.

    “Por estas fechas quemaron al pueblo de Xalatlaco y desde San Pedro Tlaltizapan (de donde soy originario) se veía la gran humadera de la destrucción. Duro como ocho días esta quemazón; les echaron lumbre a las casas, a sus solares, a  las milpas que aun no se habían cosechado, quemaron los cincolotes con mazorca y las harcinas de haba), si, estuvo duro, casi con el fin de destruir y desaparecer el pueblo”.
Apolonio Flores.






Fotografía: Construcción derruida. En la monografía de Xalatlaco de 1972. Editada por el Gobierno del Estado de México.



CADA QUIEN AGARRO POR DONDE DIOS LO ACOMPAÑO

        “Después de que nos despoblaron, ya nos fuimos para abajo, ya cada quien agarró para Atlapulco o por donde Dios lo acompañó.  En Capulhuac era donde había más gente de Xalatlaco, había hartos.  Allí vivimos nosotros.  Fuimos a dar a la casa de un general de los zapatistas; no me acuerdo cómo se llamaba, pero su casa estaba como a dos cuadras del centro de Capulhuac.  Su casa estaba bien construida, bien compuesta, pero ya no la vivía nadie, ni su esposa ni nadie.  Por eso fue que se la prestó a mi papá.  Le dijo "Mándense como ustedes quieran".  Tenía su patiezote grande y cuartos, tanto de este lado como del otro, y en medio el zaguán, grande el zaguán.  Como no sabía mi papá si [el señor] era algo de los rebeldes, pues allí metió a toda la familia.
         Como ocho días estuvimos bien, pero después ya iban a buscar al señor dueño de la casa.  "No, pues aquí no vive.  El a nosotros nos la prestó, pero él no vive aquí".  Entonces, como iban a buscarlo más seguido, un vecino nos dijo "Miren, sálganse mejor.  No es por envidia, pero mejor busquen otra parte, miren que el dueño es ésto, y no sea que un día ustedes vayan a pagar por él.  No sea que un día lleguen borrachos los soldados y nos los vayan a matar".
         Capulhuac nunca fue quemado ni atacado, por eso fue amable con nosotros.  En Gualupita no había gente de acá; en Santiago menos.  Sólo había gente de aquí en Capulhuac, San Pedro Tlaltizapán, Chapultepec, Metepec, Atlapulco, Toto.  Por allá anduvieron los de Xalatlaco.  Tardamos por allá, pues en un tiempecito”                                                                   
Teodora Salazar Carrasco  
Fotografía: Panorámica de Xalatlaco

           




LA HACIENDA DE ATENCO

            “Cuando reconcentramos, todo estaba triste.  Muchos que antes tenían, ya no tuvieron porque no habían sembrado.
         Vinieron a sembrar hasta cuando les dieron maíz en la hacienda de Atenco.  El hacendado mandó maíz para que lo repartieran, para que sembraran.  Fue en ese tiempo que estuvo triste.  Los coyotes se comían a la gente.  Fíjate que los coyotes atajaron a un tlachiquero que alquilaba mi papá, lo rodearon y no sé cómo Dios lo acompañó: les enseñó el acocote, los coyotes se fueron a la carrera y el tlachiquero se escapó.  No sé cómo es que se espantaron con el acocote; puede que pensaron que iba a tronar y por eso se fueron gritando, gritando.  Esto que te cuento pasó por Escalerillas, pero por todos lados se comían a la gente”.
Teodora Salazar Carrasco



Fotografía: La Hacienda de Atenco y camino del Plan de Toluca.















LOS VOLUNTARIOS PERSIGUIERON A LOS ZAPATISTAS

    “Después de que se acabó la guerra, teníamos miedo de hablar el mexicano porque si alguien del gobierno nos oía hablar, nos acusaba de zapatistas. Los papás les decían a sus hijos que no hablaran. En ese tiempo el gobierno le dio título de coronel a Anastacio Gómora, para que fuera jefe de los voluntarios de Xalatlaco.  Manuel Peña también fue jefe de los voluntarios. Los voluntarios perseguían a los zapatistas. Pero no les sirvió de nada haber hecho tanto daño porque murieron y sus descendientes fueron vendiendo las tierras que heredaron.  Fue el gobernador Riva Palacio el que ordenó desarmar a los voluntarios”.
Juan Colín

Fotografía: Un hablante del mexicano.

 
HASTA TIRARON SU CASITA, LA DESTECHARON, LE QUITARON EL ADOBE.

       “El general ya no tenía con qué...  porque él no se quiso rendir, él quiso aguantar.  "Me muero y no me rindo -decía-, yo no me rindo".  Entonces su señora dijo "Yo me voy a ganar la vida pa' mis hijos".  Se vino al pueblo y traiba los papeles  Don Manuel Peña y don Anastacio Gómora [los jefes de los voluntarios] la conocían y eran sus contrarios, pues eran de la defensa social.  La esculcaron y le sacaron los papeles; si los quemaron o los escondieron los papeles, yo ya no doy razón; eso ya no se sabe.
         Aquí ya estaba poblado en 1918, y el general Regino todavía estaba vivo.  Por necesidad de sus hijitos se vino su mujer.  Severo era el chiquito y Agustín era el grande; el otro era ya muerto.  Su mamá los trajo aquí.  Entonces estaban los voluntarios y los desconoció.  Hasta tiraron su casita, la destecharon, le quitaron el adobe.  Su mujer traiba sus papeles y le quitaron la documentación, así es que allí se perdió lo que le había encargado su marido.  Como aquí no había vida, se bajó para el Plan., se bajó por San Mateo Atenco.  De allí quién sabe dónde se la pasó, la cuestión es que yo ya no ví por donde murió la señora.  Pero vivió este Severo y vivió este Agustín (sus hijos de general)” 
Natalio Lorenzana Ferreyra.
Fotografía: La casa derruida.


SE FUE A MORIR A OTRAS TIERRAS, NO EN SU PUEBLO POR EL QUE LUCHO.

            “El general Regino Vega se fue a morir a San Juan Atzingo.  Los dos hermanos Nacho y Aurelio (no me acuerdo de qué apellido; sí me acordaba, pero ahora ya se me olvidó), eran zapatistas, de San Juan Atzingo.  Decían que ellos no lo enterraron; "Nosotros veníamos de Miacatlán, poco a poco, viendo si había enemigos, y cuando llegamos ya lo habían enterrado.  Ya nomás nos fue a enseñar mi mamá su sepultura; nos dijo:  "Ya se murió nuestro general de XalatlacoMiren, aquí lo enterramos".  Ya nomás fuimos a contemplar su sepulcro".  Como ayer lo enterraron y como hoy llegaron ellos”.

Natalio Lorenzana Ferreyra.

Fotografía. Camino a la sierra de Ocuilan

HUBIERA HECHO OTRA COSA POSIBLE

         “El general fue grande, porque llegó a gobernar como si fuera juez en Tenango del Valle. Ya casi habían triunfado, ya habían ganado, y le prometió Genovevo de la O  y le dijo: "Mira Regino, si ganamos tú vas a gobernar en Toluca".  La prueba está en que quién sabe qué toma tuvieron acá y triunfaron, y entonces le dieron el cargo de juez de primera instancia.  Era el jefe político; de que gobernó, gobernó. 
         Se hubiera rendido, carajo; a todos los que se rindieron les fue bien, a nadien mataron.  Fíjate, se hubiera puesto a pensar, él sólo qué iba a hacer, ya casi todos se habían rendido.  Genovevo que era la grande cosa se rindió, los otros oficiales más grandes ya se habían rendido.  Villa ¿quién fue?  Y ya se había rendido...  Pero este señor quién sabe qué pensó.  Yo creo que tenía miedo, diría "Si me rindo me matan"; eso ha de haber pensado.  Así es que murió en una casa de San Juan Atzingo, con una señora que era viuda; tenía dos hijos, uno se llamaba Aurelio y el otro se llamaba Nacho.  Vivimos juntos en Tlanepantla.  Esa señora enterró al general; les dijo "Vengan a ver dónde ya enterré al general".  Este de Sosa que es harto amigo mío, le he platicado: "Diga, ¿usted conoció al general Regino Vega?". "¡Hombre! cómo no, si él se vino a morir en San Juan.  Pendejo, se hubiera rendido y hubiera hecho otra cosa posible.  Nomás se hubiera rendido y no se muere.  Se murió de hambre.  La enfermedad no tuvo con qué combatirla y luego l' hambre... ¿Cómo iba a aguantar las dos novedades?".
Juan Quiroz
Fotografía: Milpa



Jalatlaco, Octubre 2 de 1918.
Secretario Gral. de Gobierno, Toluca.

         Para conocimiento de esa Superioridad tengo la honra de comunicar a Ud. que hoy se ha presentado en esta Presidencia de mi cargo la Sra. Tomasa Ruiz de esta vecindad, manifestando que hace cuarenta y cinco días el Gral. Zapatista Regino Vega, esposo de la comparente, fue muerto de enfermedad y sepultado en el campo mortuorio de San Juan Atzingo de la Municipalidad de Ocuilan; este hecho y por datos fidedignos que se han adquirido de las familias de los mismos zapatistas que se han presentado, afirman que es público y verídico que el repetido Gral. ha fallecido.

         Participo a Ud. para los efectos legales, reiterándole mi atenta consideración y respeto.

         Constitución y Reforma,
                             El Presidente Municipal,
                             Clemente C. Arriaga.

Al márgen: Octubre 9/1918. Transcríbase al C. Gral. en Jefe de las operaciones militares en el Estado, para los efectos correspondientes.



Archivo General del Estado de México, Ramo de la Revolución Mexicana, Caja 80, Expediente 25.





Oficio/respueta sobre la muerte del General Regino Vega. Archivo General del Estado de México. Ramo de la Revolución, 1910. Caja 80. Exp. 26.


EJECUCIONES REALIZADAS POR EL EJERCITO CONSTITUCIONALISTA EN 1918
.  “Pocos zapatistas regresaron al pueblo.  Aquí las autoridades les dijeron que si se rendían y entregaban el arma les darían la amnistía.  Pero unos que regresaron y no entregaron el arma fueron fusilados”.
Félix Bobadilla Montes de Oca.

3 de abril. Fueron ejecutados por orden del Ejército Constitucionalista, en el punto llamado "El Crucero", los hermanos Julián y Magdaleno Lechuga, casados, jornaleros, de 48 y 44 años de edad, respectivamente.
13 de abril. Fueron ejecutados frente al Establecimiento de Niños
y con público, por orden del mismo ejército, Simón Luciano, casado, jornalero de 62 años; su sobrino; J.M. Díaz, casado, jornalero de 37 años; Valentín Monjardín, casado, jornalero de 45 años; Domingo Ferreyra, casado, jornalero de 40 años.
17 de junio. Fue ejecutado frente al Establecimiento Oficial de Niños, por órdenes del jefe del destacamento que guarnece la plaza de Jalatlaco, Dimas Díaz, casado, jornalero de 54 años.
Registro Civil de Xalatlaco, 1918.

Fotografía: Fusilamientos en Chalco Estado de México .Del libro Jefes, héroes y caudillos. Fondo


Casasola. Edit. Fondo de Cultura económica. Pág. 2

LA ÚLTIMA ACCION DE LOS ZAPATISTAS EN XALATLACO

      “Después de la Revolución, cuando ya estábamos aquí y ya habíamos reconcentrado, vinieron por última vez dos generales hermanos.  Esta vez también vino Epigmenio Guadarrama. Llegaron como a las seis de la mañana y se fueron por El Calvario.  Todo eso era trinchera.  Allí pararon una estaca; la clavaron con la punta para arriba y allí sentaron a una mujer que traían.  Allí se murió estacada.  Era joven la mujer; allí la dejaron.  Mataron además a otra persona.  ¿Quién iba a defenderlos?  Sólo ellos andaban.  No me acuerdo de la fecha, sólo me acuerdo que fue como a las seis de la mañana pues según me dice mi mujer, a esa hora sus hermanos Pedro y Apolonio se iban a dejar pulque.  Como a las seis empezó la balacera.  En esa época se observaba la ronda, que también vigilaba El Calvario; pero cuando llegaron los zapatistas, como iba amaneciendo, la ronda ya había bajado.  Si los alcanzan los matan.  Lo mismo hubieran hecho los de la defensa; si los hubieran visto también los correteaban.  Vino este general que era hijo de otro general que se llamaba Félix Montes de Oca.  Su hijo fue el que agarró el armamento. 
         Ya después ni un carrancista ni un zapatista se movía en el pueblo. Ya nada. Qué se entiende, estaba libre y soberano el pueblo”.
Leonardo Ceballos Reynoso
Fotografía. El tecorral, trinchera zapatista.







Archivo General de la Nación, Archivo de Genovevo de la O, Caja 12, Expediente 1, hoja 78.



LA RECONSTRUCCION DEL PUEBLO
      “El párroco Nemesio González fue importante en la reconstrucción del pueblo.
Nos reunía a los jóvenes, a los niños y a todos los que estaban allí y nos daba de comer, si éramos veinte, quince  o diez nos daba de comer todos parejos, nos daba de comer de su comida.
Después de la doctrina empezó a organizar lo del trabajo de reconstrucción,... pues cuando llego la revolución se estaba trabajando en la reconstrucción de la parroquia, pero con la revolución ¡Quien va a trabajar? Fueron diez años que se paro el trabajo”
Félix Bobadilla Montes de Oca.
      “¿Que como era el Padre? pues solo te diré que este si fue de al “tiro” padre”
Margarito Gaspar Hernández.





Fotografía: Reconstrucción  de la parroquia de la Asunción de María. Colección particular.


     YA BUSCAN EL TESORO ZAPATISTA.
      “El adivino” y su grupo ya fueron a el vinotero, en donde estaba el campamento zapatista, porque creen que allí hay dinero, pero no encontraron nada ¿Qué va haber? Si no puros fusiles viejos.
    . En su campamento también tenían imágenes: la virgen de la Asunción, de la Virgen de Guadalupe de este tamaño (de un metro de alto) y una imagen de la Virgencita de Agosto, (de medio metro). Tenían tres imágenes de vírgenes pero de la otra no me acuerdo. Tenían fe hasta en su sombrero, pero dinero ¿Cuál? ¿Que creerán ellos si no vieron nada? ellos no vieron, todavía ni nacían  para ver al hambriento de su padre, pero un hambriento muy raquítico, muy desnutrido ¿Cómo iba a enterrar dinero? Si hay dinero ¿Quién sabe de quien seria? Pero de los zapatistas seguro que no, ellos no enterraron nada

María Félix Reinoso Patiño

                                   

Fotografía: Buscando el tesoro zapatista .molcajete y metate de esa época.






            Juan Negrete, Pedro   González, Juan Zavala,
            Juan Estañón y Modesto Quiterio.
Contemporáneos zapatistas
      “Me preguntabas por la gente que conocí en los tiempo de guerra, fueron muchos, un titipuchal de hombres se fueron de zapatistas, unos con  Francisco Pacheco, otros con Marcelino Pulido, con Genoveva de la O  también se fueron algunos. Yo, al inicio me fui con mi tío Juan Ferreira y después de que se fue para Cuernavaca, me quede con  Regino Vega. Me acuerdo ya de pocos, pero antes que se me olviden  te hice un listado que titule
Lista de los que ofrendaron su sangre por la defensa  del Plan de Ayala que es Frente Zapatista”


1.- Regino Vega Laudinos (General)
2.-Juan Ferreira Saldaña. (General)
3.-Eulogio Vega Ruiz (Coronel)
4.-Juan Hinojosa (Coronel)
5.-Francisco Nolasco Arriaga (Coronel)
6.-Francisco Yánez (Coronel)
7.-Pedro Negrete (Coronel)
8.-Margarita Miranda (Coronela)
9.-Pedro Téllez (Coronel)
10.-Andrés López (Coronel)
11.-Juan Tapia (Capitán 1°)
12.-Natalio Lorenzana (Subteniente)
13.-León Rivera.
14.-Leonardo Yánez.
15.-Herminio Vallejo.
16.-Jesús Vallejo.
17.-Miguel Loyola.
18.-Margarito Martines.
19.-Pedro González.
20.-Félix Navarrete.
21.-.Nicolás Flores.
22.-Tereso Ferreira.
23.-Bartolo Díaz.
24.-Francisco Gómez.
25.-Pedro Blas.
26.-Mauricio Patiño.
27.-Felipe Ortiz.
28.-José Venegas.
29.-Juan Estañon.
30.-Gil Palacios.
31.-Gil Venegas.
32.-Pedro Lechuga.
33.-Félix Fernández.
34.-Juan Guerrero.
35.- J. Carmen Lara.
36.-Aristeo Lara.
37.-Facundo Flores.
38.-Apolunio Cervantes.
39.-Juana Estañon.
40.-Modesta Vega.
41.-Lorenzo López.
42.-Pascasio Fernández.
43.-José Fernández.
44.-Pedro Cortes.
45.-Benito Muciño.
46.-Anastasio Luciano.
47.-Fidel Vargas.
48.-Serapio Fernández.
49.-Luís Fernández.
50.-Gabino Jiménez.
51.-Vicente Contreras.
52.-Juan Fernández.
53.-Faustino Téllez.
54.-J. Cruz Ordóñez.
55.-Casiano Ordóñez.
56.-Marciano Ordóñez.
57.-Ramos Serrano.
58.-Guadalupe Serrano.
59.-Agustín Benítez.
60.-Castulo Tapia.
61.-Victoriano Reyes.
62.-Sostenes Miranda.
63.-Pedro Reza.
64.-J. Encarnación Garcés.
65.-Julián Reza.
66.-Nicolás González.
67.-Tiburcio Negrete.
68.-Valentín Monjardin.
69.-Emidio Monjardin.
70.-Cirilo Lorenzana.
71.-Vicente Vega.
72.-Serapio Luz.
73.-Pedro Galindo.
74.-Tiburcio Díaz.
75.-Musió Juárez.
76.-Diego Olivar.
77.-Polinario Ordóñez.
78.-Mariano Monroy.
79.-Domingo Ferreira.
80.-Máximo Monjardin.
81.-Pedro Tapia


Natalio Lorenzana Ferreyra.


Comprobante de servicio  del señor Natalio Lorenzana, expedido por el General de División Genoveva de la O. el 2 de agosto de 1937.





¿CUÁL GUERRA?
      “¿Cuál  guerra? ¿Qué revolución?, No, no hubo nada, solo fue un ensueño. De que fui zapatista solo son cosas que se dicen, lo inventa la gente para molestar a uno, ahora les da por decir que anduve con Pigmenio Guadarrama, p`us que le pregunten a el si me conoció
      Lo del “Frente Zapatista” fue porque nos llamo Juan Estañón, eso es lo que paso, pero no hemos hecho nada, a mis noventa años ¿Qué voy hacer? Ahora salen que nosotros hicimos el busto de Zapata en la mera entrada de la presidencia municipal, pero si no hay nada, son lugares que no hay nada completamente. De Pedro Lechuga, ¿Qué  cabrón quieres que te  diga Pedro González? el “pobremente” si nunca supe de esas cosas”

Pedro González.


Fotografía.: La clase política de Xalatlaco homenajeando a Zapata, atrás de todos el subteniente zapatista Natalio Lorenzana Ferreyra. 1986.




AL TÉRMINO DE LA REVOLUCIÓN
      “No, no se gano nada con la revolución. ¿Pero que se va a ganar? Nada, nada, nada,  sólo perdieron, ¿Cuántos padres se quedaron sin sus hijos y cuantos hijos sin padres?”
Adrián Patiño Reyes.






Fotografía: El coronel zapatista Lorenzo López con su esposa Brígida Flores y su bisnieta. Fotografía de Soledad González





TLALTIZAPAN, MORELOS, 20 DE NOVUIEMBRE DEL 2010.


        A cien años del inicio de la revolución maderista, un morelense en el cuartel  general zapatista, pintado de azul.










Nota. El Estado de Morelos es gobernado por el Partido Acción Nacional  de tendencia derechista.



    [1] La radicalización consistió en que muchos directamente tomaron las armas y se incorporaron a la guerrilla; que sus parientes los apoyaran dándoles alimentos, escondiéndolos o dándoles información sobre los movimientos de las tropas; y que los "pacíficos" se refugiaran en los campamentos y escondites rebeldes cuando llegaba la tropa del gobierno.
    [2] Al principio de la Revolución, a fines de 1910 y comienzos de 1911, hubo algunos xalatlaquenses que se incorporaron al maderismo fundamentalmente por su ideario, para luego hacerse zapatistas.  El gobierno entonces acusó a todo el pueblo de darles apoyo a los zapatistas, y al perseguirlos con violencia, en efecto precipitó a la mayoría a unirse a los rebeldes.
    [3] Comprobamos así que la memoria es un proceso de transformación, de construcción, pues con el paso del tiempo los recuerdos pasan por el tamiz de las nuevas experiencias vividas y adquieren significados cambiantes.
4.-  Si para 1910 el total de  sus habitantes eran 5,419, para junio de 1922 , doce años después, incluyendo a los nacidos en este periodo, había solo  2,510 pobladores

    [4]"Asombrarnos" tiene doble sentido: el de sorprenderse ante el ensueño de la vida y el de encontrar su sombra -su lugar de amparo bajo el sol, el techo que nos construimos en esta vida, sobre la tierra, junto a los ríos, los cerros, los pueblos...”

    [5] Los tetzauite que menciona Félix Quiróz tienen curiosa semejanza con algunos de los presagios que hubo en la ciudad de México antes de la llegada de los españoles; véase la Historia General de las Cosas de Nueva España, Editorial Porrúa, México, 1979, Libro Doceno, Capítulo I. El cometa del que habla es el cometa Halley, que se vio en 1910.
    [6]   Tepeite fue campamento de Genovevo de la O en las montañas al norte de Cuernavaca.
    [7] El 15 de agosto se festeja a la Virgen de la Asunción, patrona de Xalatlaco.

7 comentarios:

  1. Muy buen trabajo, poco se conoce del papel Revolucionario de estas zonas de Xalatlaco, Tianguistenco. Han estado ensombrecidas en está historia viva de los mexiquenses. Felicitaciones ha más de 20 años de realizar este trabajo.
    Luz del Alba Velasco

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  2. FELICIDADES POR TODO ESTE TRABAJO Y POR DAR A CONOCER LOS RELATOS DE MI ABUELITO NATALIO LORENZANA QUE GRACIAS A ELLOS SE SABE MUCHO DE XALATLACO Y SU GENTE

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  3. Que alegría me da el saber que un descendiente de mi amigo Natalio le interese nuestra historia, la historia de estos luchadores incansables y empáticos, que con su carisma lograron presencia en esta pequeña región lo que les ha permitido ser universales al contribuir, con su saber, en el engrandecer el conocimiento de la humanidad.
    Muchas gracias y saludos

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  4. muy bien hecho este trabajo, felicidades, conocer un poco de la historia de nuestro Xalatlaco y a las personas que nos compartieron sus grandes comentarios para poder realizar esta gran recopilación de información, gracias.

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  5. Muy interesante! Me ha gustado mucho! Estaba buscando información acerca de mis antecesores y este sitio me apoyó mucho a conocer la historia del tatarabuelo Francisco Pacheco. Ojalá pudieran seguir alimentando este sitio, felicidades!

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  6. HOLA!!! OYE ESTOY HACIENDO UN PROYECTO EN XALATLACO Y ME GUSTARIA SABER SI PUEDO CONTACTARTE. YO NO SOY DE ALLI Y NECESITO SABER DONDE HAY COMUNIDAD INDIGENA DENTRO DE LA LOCALIDAD....ME PODRÍAS APOYAR POR FAVOR?

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