martes, 7 de julio de 2015

Biografia de un ahuizote

El rayo ya no vive aquí

 Golpe de energía divina: A.P.D.

      Al Tío Goyo lo conocíamos  como “El rayo”.  Los siete rayos que le habían marcado  era su poder. El ya se nos adelanto…


¿Qué es un Ahuizote?

       La palabra Ahuizote, procede del Náhuatl, y puede entenderse como “el  que llama, controla,  ataja y conducen las nubes que traen el agua de lluvia”. En contextos culturales es el dominador de las nubes, trabajadores del tiempo, graniceros e hijos del rayo.



Es un privilegio el recibirlo y no morir: A.P.D.

       En Xalatlaco se les llama Ahuizotes a las personas que al  recibir desde el cielo, una descarga eléctrica,  no mueren.  Es la divinidad quien no les permite morir, si no que este “golpe de energía divina” los lleva al “tiempo-lugar”   de los  sueños, los lleva a un viaje que les muestra la fantasía de su vida futura, los hace volar y les permite ver desde otra plano sus lugares que  ya conoce y los que conocerá , ve a su pueblo donde a de trabajar su designio, ve a sus lugares sagrados que ha de respetar como sus aliados; a los volcanes y cerros, cuevas, manantiales, pozos de agua y  aprecian por primera vez su  lugar de “encuentro” al  Santuario de Chalma. Cuando el gran creador le  permite regresar  de ese “tiempo-lugar”  trae  otra visión y una misión importante que cumplir. Regresa con  la capacidad de soñar y de ver en esos sueños lo que va a suceder con “el tiempo”, recibiendo de esta manera, el don divino de prepararse para propiciar las buenas lluvias y proteger a los cultivos  de los granizos, remolinos, tempestades o sequías y de los malos temporales.



Regresa con  la capacidad de soñar: A. P. D.

   Aunque estos personajes son más conocidos como cuidadores del tiempo cumplen otra función importante, pues están facultados para restablecer  la salud que desequilibran los aires torcidos. De estos  malos aires que se encuentran en los cruces de caminos, en las cuevas, en los pozos de agua.



Tío Goyito limpiando de aires: Fotos: José Carlos González2003.



      Pueden hacer la limpia  del mal de ojo, quitarnos esa mala energía que  produce la vista de   los brujos, los envidiosos, adúlteros, los que han derramado sangre,  los que tienen un alma mala o de los que tienen mal carácter.
      Curan, además, del susto que producen acontecimientos que quiebran el alma y de los encantos que hacen los lugares sagrados, los lugares prohibidos que están en los volcanes, los cerros y los manantiales... Ellos cuidan al tiempo: el tiempo que nos pertenece y al tiempo al que pertenecemos


La otredad
      Esta agrupación de ahuizotes cumplen con  una actividad de suma importancia en la cosmogonía  de la comunidad tradicional de este pueblo, su hacer, es parte de  la  identidad, la otredad,  lo diferente, lo no aceptado y por consiguiente temida y atacada por la “civilización dominante”, ¿Pero se puede negar que su práctica  es una forma de cognición y de transmisión de un saber  fundado en la experimentación empírica?   Es indiscutible que todo conocimiento tenga que sujetarse a la comprobación científica. ¿Pero no es acaso la CIENCIA, como hoy la conocemos, fruto de la práctica de los sueños, de los ensueños de los hombres que tienen una diferente manera de pensar?




Mi experiencia.

     A inicios de 1980 pude asomarme al grupo de  estos hombres excepcionales   Para esos años tenían como dirigente  a una persona de origen mazahua. A don Juan, aun  niño, lo había traído sus padres, antes del inicio de la revolución, por lo que se hizo a las costumbres y al habla de este pueblo y como aquí le pego el “rayo”,  Juan Colín  fue nuestro ahuizote. Pocas referencias tenemos de este personaje, pues aunque nunca se mostró renuente ni se negaba a las entrevistas, mantenía en secreto sus conocimientos. Siempre nos mandaba con su antecesor dirigente, don Fernando Cedillo que era más reservado para platicar de estos temas.


Don Casiano González: Pedro Hiriart (Instituto Nacional Indigenista


        Otro de sus dirigentes a quien me acerque, fue a don Casiano González, es uno de los personajes  de suma importancia para los granicemos de esta región: fue hablante del mexicano, del castellano, recitaba rezos en latín y entendía el otomí, cantador de alabanzas para acompañar en su viaje al mundo de los descarnados a los recién fallecidos, rezandero en velorios, sepelios y en  los posteriores siete días de duelo. Fue además maestro de la danza de los Tlaxinque.  La iglesia católica no le era muy de su agrado que fuese rezandero, ahuizote y sobre todo que en la danza de Tlaxinque representaran la boda  tradicional de este pueblo, es decir, sin la intervención de clérigos ni imágenes católicas, pues  la boda la hace el huentzi ante el Tlacuajchanic, el duende del monte.

Tío Goyito fumando sus cigarros alasJosé Carlo González
(Primer lugar en el XXIII Concurso de Fotografía Antropológica de la ENAH 2003.)


       Con don Gregorio García Díaz fue una amistad. En sus años de juventud fueron arrieros con mi padre Adrián Patiño, por lo que cuando íbamos a los montes con él,  oíamos sus platicas de los caminos  de su juventud.
      Al Tío Goyo se le conocía Como “El rayo”.  Los siete rayos que le habían marcado  era su poder.
      Los sueños y revelaciones eran su medio.
      Sus armas, la palma bendecida el domingo de ramos en Chalma, sus plegarias, conjuros y su palabra:
      Sus aliados: San Miguel Arcángel, Santiago Matamoros,   los cerros y volcanes, las aves y los vientos, el se sentía a gusto con el viento del naciente cuando soplaba en la madrugada, que le traían los trinos de las aves que él conocía y que le decían lo que ellos sabía del temporal de ese día. El conocía los vientos de los cuatro rumbos del mundo.
     El sabia que existen lugares potencialmente funestos, siendo  las cuevas y los pozos de agua los que permiten la comunicación con el inframundo y de allí era de donde salen los vientos torcidos, los aires húmedos, los soterrados, los que producían los sustos y espantos, pavor que toca  el equilibrio de los espíritus débiles o descuidados, de este estremecimiento  resulta la enfermedad.
     Don Goyito y don Casianito me permitieron estar en la reunión de ahuizotes y curanderos  que hacen en Chalma para la entrega del temporal, el día 28 de septiembre, festividad de San Miguel Arcángel y observar como compartían sus conocimientos sobre el comportamiento de un elegido, sobre la observación de las nubes, de los vientos y sobre la utilidad de las hiervas medicinales.

De esta experiencia compartida con mi maestro Carlos Bravo Marentes   se ´publico, en 1985, un articulo en la revista México Indígena, que editaba el Instituto Nacional Indigenista y que fue reeditada en marzo-abril de 1986, dedicado a la Medicina Tradicional, bajo el título de  “Iniciación por el rayo: la biografía de “Tío Goyo”, Autores: Carlos Bravo Marentes y Alejandro Patiño Díaz.

Este mismo artículo se publico en el libro Graniceros (Cosmovisión y metodología indígenas de Mesoamérica. Beatriz Albores/Johanna Broda (coordinadoras) editado por  El Colegio Mexiquense     A.C. y la  Universidad Autónoma de México. 1997.
(Aunque en esta ocasión registra como único autor a Carlos Bravo Marentes.)



Reproduzco el artículo de la revista México Indígena.





Iniciación por el rayo: la biografía de “Tío Goyito”

 Carlos Bravo Marentes *

**Alejandro Patiño Díaz***


L
os aspectos simbólicos que giran alrededor de los ahuizotes, muestran la exacta vinculación entre las prácticas mágicas y las de las religiones populares. En términos simbólicos, el ahuizote tiene una posición polivalente en tanto puede ser aliado u oponente a la vez que destinador en forma directa.
     
En cuanto a la jerarquía sacerdotal del culto a las aguas –de un claro origen prehispánico- se manifiesta una larga lucha por conservar esa organización religiosa, así como el amplio conocimiento en ella acumulado sobre la naturaleza y los fenómenos meteorológicos como parte sustancial de su sobrevivencia como grupo cultural especifico.

     “Tío Goyito” es el ahuizote principal del circulo de Xalatlaco, en el Valle de Toluca. Los ahuizotes son conocidos también como “graniceros o hijos del rayo”, ya que es precisamente el rayo como entidad divina el que elige a los individuos para ejercer esta profesión, así como el ascenso en la jerarquía interna.
      Ahuizote significa en náhuatl “el que atrae a aleja el agua”, y la función de estos especialistas es proteger la cosecha del temporal de las granizadas y heladas. Para ello cuenta con una serie de aliados entre los que destacan las deidades prehispánicas identificadas con santos católicos, así como armas simbólicas, tales como el don de la palabra y la palma bendita.
      Un análisis más amplio de estos elementos simbólicos lo tenemos en el trabajo del mismo título presentado en el V Simposio de Religión Popular en la ENAH en 1986.




Biografía del Tío Goyito.


    Ser ahuizote no es cosa fácil, pues no depende de un, esto lo determina Dios Nuestro Señor, lo hace por medio de un rayo que te deja venir desde arriba. El dirá: “este me gusta para que me sirva y cuide su pueblo” y ¡zas!, le deja caer su señal.

    Cuando a uno le pega el rayo no siente nada, si apenas se oye como que quiebran una varita seca y delgada, apenas si se oye esto, para luego empezar a caminar por los caminos que por voluntad de Dios uno en alma anda, porque tu cuerpo ya está muerto.
A mí me paso así.
    Fue como en el mes de junio, recién empezando las aguas, recién iniciando el temporal, cuando Dios me eligió; fue buena señal comenzar con el temporal, ahora deseo que me conceda morir al final del temporal. Ese día que me rayo el cielo, tenia flojera de ir al monte, pero mi patrón me mando y tuve que ir; apareje uno de los burros de la casa de donde yo era mozo y salí como a eso de las diez de la mañana, Salí con un cielo raso (en el original dice rosa), ni señal de lluvia se veía, ni siquiera llegando a Tlalacalli, que es donde fui a leñar aparecieron nubes en el cielo. A eso de las tres de la tarde estaba la carga del burro ya hecha, entonces vi que se acorrucaba unas nubecita sin peligro de lluvia y se vino en dirección del lugar donde yo estaba, yo iba a traer el burro para cargarle cuando cayeron unas gotas de agua que ni siquiera les hice caso, iba cruzando un llanito cuando me pego el rayo, no sentí nada, solo de pronto me encontré en un camino lleno de gente que empezó a caminar como en peregrinación, como de almas, les pregunte a donde iban y me contestaron que a presentarse al Señor de Chalma, les dije que yo también quería ir allá; después ya no platicamos mas, solo iba viendo que ese camino yo nunca lo había caminado, que había arboles y flores que yo nunca había visto , entonces los tocaba y las flores las cortaba y las sentía, y sentía que olor tenia y los arboles de que duro eran.

    Como a dos horas de camino empezó hacer calor y yo a sentirme cansado, vi cuando pasamos por Santa Martha y pregunte ¿Cómo se llama aquí? Y me contestaron “aquí es Santa Martha” pero no vi quien fue el que me contesto, ms adelante pregunte ¿y aquí como se llama? “aquí es Ocuilan”, me dijeron, mas adelante me dijeron “Aquí es el Ahuehuete, lávate tus pies porque estas cerca de Chalma. Al final me dijeron “aquí es Chalma pero tú no debes entrar muerto, tú tienes que entrar vivo” entonces me regrese y como ya sabía el camino me vine más rápido; iba viendo los lugares para no perderme, pase de vuelta por el Ahuehuete, por la desviación a Ocuilan, por Santa Martha, por Coatepec y cuando iba a entrar al pueblo (de Xalatlaco) desperté.  Estaba tirado en medio del llanito, el sol ya estaba alto, serian como las diez de la mañana, me dolía el cuerpo y no oía bien, me levante con trabajos y vi que mi sombrero estaba hecho tiras y chamuscado “entonces me pego el rayo” –pensé- ¿Cuántos días he estado tirado Me di cuenta que tampoco veía bien, “el suelo no está mojado, ¿entonces no ha llovido? Dios señor mío ¿qué me paso? El burro estaba suelto ya, quien sabe quien lo desato, entonces solo lo arrié y me fui para la casa de mi patrón.
    Cuando llegue me dolía más mi cuerpo y ya veía menos; dicen que iba como borracho, entonces me regaño el patrón; le dije lo que me había pasado pero no me creyó, mando a buscar a mi papacito para que él le dijera lo que había pasado. El vino hasta por la tarde y me dijo que me iba a curar, que si me creía que me pego el rayo, porque el conocí esto, el era ahuizote, entonces mando traer a sus compañeros y cuando ya estaban todos, me tendió en medio del cuarto donde dormían los peones y empezaron con sus rezos, uno que otro en español los demás en náhuatl; después me limpiaron con una palma bendita y me ahumaron con copal y me gritaron que viniera, que yo estaba vivo, entonces me sentí bien y ya no supe que me hicieron porque me dormí. Como a los dos días me dejaron levantarme de la cama, ya estaba bien, después me dijo mi papacito que teníamos que ir a gradecer al Señor de Chalma que es donde esta Dios. Para la fiesta de San Miguel que es en octubre fue cuando fuimos.
    El camino ya todo lo conocía, le dije “papacito este camino ya lo conozco, es igual que cuando vine cuando me morí por el rayo, también son iguales los pueblos que soñé”: el me dijo “Dios ya te señalo y podrás ver cosas aunque no estés presente”, desde entonces las cosas que sueño no pasan tres días cuando ya sucedieron…
    Cuando llegamos a Chalma me fueron a hincar frente a una cueva y los más viejos me rezaron y me ahumaron con copal. “Ya soy un soldado del Señor de Chalma” me hicieron cantar, “Ya es un soldado del Señor de Chalma” respondieron los demás ahuizotes, que en peregrinación habían venido. “De hoy en adelante – me dijeron- tu tendrás poder para controlar las lluvias, los granizos, las colas de agua, las heladas y las enfermedades que provoca lo no bueno ; para esto invocaras, para que te ayuden, a San Miguel, a San Santiago, a Cristo y a los cerros que están donde están las cruces”. Después le encargaron a mi padre que me enseñara las armas y las oraciones para deshacer las granizadas y las colas de agua y que me iba a enseñar las propiedades de las hiervas para curar, mi padre les dijo que si, entonces me dijeron que podíamos ir a la iglesia a oír misa y nos fuimos y nos fuimos todos los ahuizotes, que unos eran del valle de Toluca y otros del valle Malinalco; éramos como veinticinco, además iban algunos yerberos –los que la gente llama brujos- pro ellos no andaban con nosotros, solo iban a preguntar para que servía tal o cual yerba.
    Cuando llegamos al atrio me hicieron prender la cera que habíamos comprado para entrar a la iglesia y dejarla prendida; pro como ese día hay mucha gente  que fue en peregrinación, no podía entrar, nomas me empujaban y yo tenía miedo de que los quemara, entonces quise entrar de espaldas para cubrir la cera, pero no me dejaron los señores compañeros. “Nunca hay que entrar de espaldas, ni en el más humilde de los hogares, porque eso es falta de respeto”. Por fin entramos y oímos misa, al terminar nos fuimos a comer y allí nos dijeron que todo ahuizote no puede comer cosas verdes mientras tenga a su cuidado las siembras del temporal; ni quelite ni pápalo, ni elotes, ni habas, pues de eso esta precisamente encargado de cuidar y no se puede comer lo que se tiene en encargo, que si alguien como de las cosas bajo nuestro cuidado, Dios les mandaba un castigo. Este consiste en dolor de estomago. Si uno come cosas prohibidas le duele el estomago, si le falta el respeto a un semejante le duele el estomago, si engaña a su mujer le duele el estomago, si uno no cuida bien a su pueblo le duele el estomago y no se le ha de quitar hasta que no se corrija.


    Ya en la noche, nos metieron en un cuarto cerrado y grande, todos se sentaron en fila y codo con codo. El jefe de los ahuizotes en frente de ellos, en cada lado tenía un sahumerio con carbón prendido, entonces le echo copal y al subir el humo con el aire de su boca, les echaba a los de la primera fila y estos también con el aire de su boca tenían que regresarlo y si uno de la primera fila dejaba pasar el humo era castigado y si el de la segunda fila dejaba pasar el humo también era castigado; entonces los hincaba en una piedra de tezontle con las rodillas desnudas y las manos las ponían para arriba y les pegaba con una vara, les decían. “recibe este castigo porque tu alma es débil, porque haz caído en ´pecado, porque has conseguido una amante y así ofendes a tu esposa y a Dios, porque has comido lo que te dieron a cuidar. Recibe este castigo porque no cuidas de tu prójimo, porque no proteges a tu pueblo y porque bebes pulque” todas estas malas conductas se descubren porque no pueden controlar el humo que es como las nubes en el cielo. La otra forma de descubrir a los que no cumplen es la siguiente: se ponen de pie todos los presentes y empiezan codo con codo a danzar frente el feje de los ahuizotes, entonces el jefe toco con el codo a cada uno de ellos, También con el codo y trata de meterse en la fila y si el que toca con el codo se caía, este no había cumplido con el designio de Dios y recibía el castigo hincado en el tezontle. Esta danza dura toda la noche, pero esa vez no participe con los demás, sólo me sentaron en un rincón para que fuera aprendiendo como lo hacían.

    Estos son los primeros ruegos que aprendí de mi padre para pedir a Dios:

XHUITZ CABALLEROTOLTZI SANTIAGO
(Ven caballero Santiago)
XHUITZ CABALLEROTOLTZI SAN MIGUEL
(Ven caballero San Miguel)
ME TATATU XHUITZ SOCORREROHUA
(Mi señor Dios ven a socorrerme)
SANTIAGO MIETITICA IN MIXTLI CUITLAPILIA IHUAN TEPOZTLALGUI MOQUETZA IN MIQUI
(Santiago pelea con la nube cola de agua con tu fierro que se clava, pégale y destrúyela, mátala)
SAN MIGUEL XQUITA TE PILHUAZ IXMOCOTOTZO, TLAXQUITA, MIXTLI TLILTIE XQUITA PATIANI NICA NEECENCAMATL CACAN
(San Miguel, mira a tus hijos escogidos, mira a la nube negra, mírala volar y mírame a mi hablarte, óyeme

Lo de ahuizote no sé cuando nació, ni donde, de que recuerdo, ya mi papacito hablaba de que otro anterior a él le había enseñado como cortar la las nubes de tormenta, como deshacer el granizo, como dirigir las tormentas a lugares donde no causen daño. Esto no ha cambiado en nada, se viene haciendo desde quien sabe cuánto tiempo atrás, la forma de hacerlo es así-
Se trabaja en tiempo de aguas que es cuando hay maíz, lo que en verdad nos encargan cuidar, apartamos de esta planta todo lo que le puede hacer daño, como el granizo, la cola de agua, la helada. Para esto nosotros conocemos ya las nubes, sabemos cuáles traen granizo o tormenta peligrosa con relámpagos y mucha agua, también sabemos porque los pájaros nos dan la señal, las golondrinas son para nosotros las mejores mensajeras, según su vuelo es el tipo de lluvia que viene, es por esto que nadie mata a estos pájaros, cuando alguien lo hace todo el pueblo recibe el castigo; otros pájaros que nos ayudan a presagiar la lluvia son los tititziquiz y otros son los montoneros o graniceros, otros los sacatoritos. Algunas veces soñamos con dos o tres días de anticipación la tormenta y es como nos preparamos para controlarla, para destruirla. El trabajo se hace solo con una palma bendita. Las oraciones que se dicen son estas:

Padre Dios ayudamos a destruir esta nube mala,
San Santiago, San Miguel, miren que él no bueno nos quiere destruir
nuestras milpas para que padezcamos hambre,
por eso te pido que con tu espada me ayudes a destruir esta nube no buena para el maíz.

En nombre de Dios destrúyete granizo,
pues cuento con la ayuda del Cerro Caballero,
del Cerro Cuahuatl, del cerro Silva,
del Cerro Teconto, del de la Coyota, del de Apilulco…

Padre Dios, Ayúdanos a destruir esta nube mala,
San Santiago, San Miguel, miren que él no bueno nos
quiere destruir nuestras milpas para que padezcamos hambre.
por eso te pido que con su espada me ayuden a
destruir esta nube no buena para el maíz…

En nombre de Dios destrúyete granizo, pues cuento
con la ayuda del Cerro Caballero, del Cerro
Cuahuatl, del Cerro Silva, del Cerro Teconto, del de
la Coyota, del de Apilulco…

   
Entonces con la palma  uno le pega a la nube, le marca el camino que quiere uno que siga, le sopla con la boca, la regaña con palabras, le habla uno en náhuatl y le da razones de por qué no puede caer en donde hay maíz sembrado y hay pueblos, entonces la nube se deshace o se va para el pedregal, en donde no hay maíz sembrado. Cuando uno termina de hacer esto, el sudor le escurre por todo el cuerpo y uno se siente muy cansado pero alegre de haber triunfado en la lucha con la tormenta. Cuando uno está peleando con la nube la gente no debe vernos ni de lejos, porque si esto hacen puede caerles un rayo y matarlos y uno no tiene la culpa de que les caiga, sino ellos por mirar esta pelea como diversión.



    Las tormentas la mayoría de las veces son enviadas como castigo de la mala conducta, por los que les pegan a sus mujeres o por que las mujeres engañan a sus maridos, porque los hijos desobedecen a sus padres y cuando los hijos le levanta la mano a sus padres; la mayoría de las veces se sabe por quién fue el mal tiempo  y la gente le dice: “por ti esto o esto otro”. Cuando el tiempo está en calma es que el pueblo está en calma.
    También me enseño a limpiar de aires, a curar el dolor de cabeza y el dolor de estomago. Para curar esto solo utilizamos agua bendita, huevos de gallina y yerbas que nosotros recogemos en el campo y que solo nosotros conocemos que es lo que curan.

Las enfermedades de los hombres existen porque estos se portan mal y ofenden a Dios, y Dios es el que manda el castigo; otros se enferman porque les hacen daño otras personas, esto lo hacen por enemistades que tienen con esas personas o porque sus mujeres no los quieren o por muchas otras cosas se le hace “daño” y todo esto logramos curarlo porque Dios nos protege.
Cuando se limpia de aires se hace de la siguiente manera: se recogen huevos que haya puesto una gallina negra y con esto se le limpia en forma de cruz en la cabeza, en el pecho, en el cerebro; se utiliza también para limpiar la palma bendita. Cuando la enfermedad es difícil, los mandamos con otros curanderos que conocen de esto y si vemos que no es “mal” lo que tiene, lo mandamos con el doctor del pueblo.

    A mí me  han traído gente de muy lejos, de Toluca, de San Pedro Tlaltizapan, de México, pero no me dedico por completo a esto de la cura, no es bueno dedicarse a curar, uno se muere pronto. La gente que cura se acaba más pronto porque en cada curación le da un pedazo de salud al enfermo para que este sane más rápido. En eso puede tener uno algunas ganancias, te pueden pagar con pollos, con huevos de gallinas o guajolote, con maíz, con haba o con dinero. Pero en lo “espantar el agua”, en eso nadie nos da nada.


BIBLIOGRAFIA:
Bonfil Batalla, G. “Los que trabajan con el tiempo”, en: Memorias de la Sociedad Mexicana de Antropología; México, 1968.

López Austin, A.: Augurios y abusiones, Textos de los informantes de Sahagún UNAM, 1980.
Cook de Leonard. C.; Notas sobre los graniceros de la sierra Nevada”, en Suma Antropológica. Homenaje a R. Weitlaner, México.
Giménez Gilberto: Religión popular en el Anáhuac. Centro de estudios ecuménicos A.C. MÉXICO 1978.
Uchmany, Eva, A.: “Cambios religiosos en la conquista de México” en: Cambios religioso y dominación cultural. México 1982.


















* Investigador de la Unidad Regional Huachinango de la Dirección General de Culturas Populares.
**  Egresado de la Universidad Autónoma del Estado de México.

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